Por Martina Bisquertt, ayudante de Vive la UC

“¿Y eso? Vamos a tener que hablar esto”, recuerda que le dijo una joven, apuntando al bulto que sobresalía de su polera, el día que María José Castillo fue a matricularse a Derecho en 2018. Hoy, con 19 años, María José cursa su tercer semestre en la carrera, orgullosa porque ha podido ir venciendo distintos obstáculos.

Según cuenta, en cuarto medio quedó embarazada, lo cual ella pensó que frustraría su sueño de estudiar Derecho y ser abogada. Al principio vio todo negro: no podría estudiar y tendría que quedarse en la casa. Pero, a medida que pasó el tiempo, se dio cuenta de que debía considerarse una persona afortunada: su familia la apoyaba y el padre de su hija también. Así, retomó la ilusión de entrar a estudiar a la Universidad Católica, sacó un buen puntaje en la PSU y el día que la llamaron para avisarle que había sido seleccionada para entrar a Derecho, todos celebraron junto a ella.

Cuando empezaron las clases, se acercó a la unidad de Asuntos Estudiantiles de su facultad, para anunciar que sería mamá, y allí conoció a Mónica San Martín, encargada del área, quien sería “un ángel caído del cielo”, sostiene M. José. Además de ayudarle con los horarios, le brindó apoyo en otros temas, actuando como un soporte emocional en la universidad, lo que María José destaca con mucho cariño. “Hay que aprender a golpear puertas porque el apoyo está”, relata.

De esta forma, María José aprendió a compatibilizar su rol de estudiante con el de mamá: en las mañanas va a clases, luego se va a su casa para estar con su hija y, finalmente, en las noches estudia. Si bien lo ha sobrellevado mucho mejor de lo que esperaba en un principio, cuenta que a veces es bastante difícil y agotador: “Cuando ella duerme yo estudio al lado de ella, y cuando ya no doy más, la miro y eso me fortalece. Pienso que todo esto es por ella”.

Recientemente conoció el Programa Madres y Padres, de la DAE-Salud Estudiantil, que le ha ayudado a conseguir prioridad preferente en la inscripción de cursos, vía Banner. Además, ha tenido la oportunidad de reunirse con otros estudiantes que tienen hijos(as), con quienes pueden conversar de distintas temas de crianza, compartir experiencias y consejos, entre otras cosas. También ha podido informarse sobre charlas y capacitaciones que realiza el programa, sobre lactancia materna, primeros auxilios y cuidados de hijos(as) pequeños(as). “En realidad yo de la DAE y del programa estoy muy agradecida. Sinceramente creo que por eso estoy donde estoy hoy en día”, dice María José, arreglándose la chaqueta que usó para su último examen oral del 1er semestre.

Esta joven cree fervientemente que las mujeres que tienen hijos muy jóvenes no deben cerrarse a nada, porque la ayuda está ahí. “Si no es de la familia, es de las instituciones”, dice convencida. “El miedo podrá ser muy grande, pero al final del día nunca estarán solas”. Además, toda esta experiencia le ha servido para empatizar con otras madres en situaciones desventajosas y tenderles la mano cuando presentan problemas o, simplemente, creen que no hay esperanza.

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