Por Ronit Yapur

Desde el año 2000, la ONU estableció el 25 de noviembre como el Día Internacional para Eliminar la Violencia contra la Mujer, recordando a las hermanas Mirabal, tres activistas dominicanas que fueron brutalmente asesinadas en 1961 durante la dictadura de Trujillo.

Al establecer esta efeméride, las Naciones Unidas llaman a los gobiernos, organizaciones internacionales y ONGs a involucrarse, coordinando acciones que difundan todas las formas de violencia que sufren las mujeres, todos los días, y trabajar por eliminar este flagelo.

De acuerdo a cifras del Servicio Nacional de la Mujer, durante este año en nuestro país, 35 mujeres han sido víctimas de femicidio, mientras que 143 han sufrido intento de asesinato. La violencia contra las mujeres es una de las agresiones más extendidas en el mundo, persistentes y devastadoras; aun cuando en países como el nuestro existe legislación al respecto, muchos casos de femicidio y otras formas de violencia contra las mujeres quedan en la impunidad debido a la estigmatización, la naturalización de la violencia doméstica y el silencio de las víctimas.

En 2018, las reivindicaciones feministas inundaron las calles, las redes sociales, los medios de comunicación y el debate público. La primera toma fue en la Universidad Austral de Valdivia y se sumaron más de 15 casas de estudios en todo el país, incluyendo la UC. El objetivo poner en la palestra y cuestionar las estructuras socio-culturales en nuestro país que perpetúan la desigualdad entre hombres y mujeres, así como discriminación y violencia de género.

En nuestra universidad, las jóvenes que lideraron la llamada Toma Feminista se mantuvieron intransables durante 3 días, pero luego depusieron la toma de Casa Central para sentarse a conversar y trabajar en conjunto con las autoridades universitarias, en torno a varias demandas: protocolos y politica contra la violencia sexual y discriminación de género; educación no sexista, inclusiva e interseccional; más beneficios para madres y padres estudiantes; medidas de reconocimiento y protección a la comunidad transgenero y no binaria en la UC y salud interseccional, entre otros temas.

“A cuatro años de la toma en Casa Central, efectivamente, hay avances. La toma logró que las autoridades de la universidad se abrieran a considerar este petitorio y a iniciar un trabajo orientado a largo plazo que hoy podemos ver, además, con mucha esperanza”, explica Sabina Orellana, presidenta FEUC 2023

Avances logrados en materia de perspectiva de género

Desde 2018, la UC ha trabajado por entablar no solo normativas que aborden la violencia sexual y discriminación de género, prevenga estos hechos y sancione a los/as responsables, sino que también ha buscado instaurar, de a poco, una cultura UC donde la igualdad de género prime. Para ello, se creó la Dirección de Equidad de Género, existe la Política de Prevención de la Violencia Sexual, Violencia y Discriminación de Género y varios proyectos en curso, por ejemplo, el desafío de permear, en la formación estudiantil, el enfoque de género de manera transversal mediante cursos y otras instancias.

La nueva presidenta FEUC valora dichos avances: “Es importante mencionar la generación de una estructura coordinada contra la violencia sexual, que permite actuar de manera institucional y articulada, encontrándose un representante local que colabora con la Unidad de Violencia Sexual. También valoramos la creación de la Dirección de Equidad de Género. Con respecto a la educación no sexista, inclusiva e interseccional, se amplió la oferta de cursos con temática de género y equidad”.

Por su parte, la nueva Consejera Superior UC, Camila Rojas, destaca la Política sobre Apoyo, Prevención de la Violencia y Discriminación de Género, publicada en octubre: “Es un gran avance y acierto, porque no solo se queda en la prevención, sino que también incluye formación para quienes componen la UC; atención psicosocial, médica, entre otros elementos urgentes de tener en la universidad. Es una buena política. Ahora, debemos esperar a ver cómo se lleva a la práctica”.

Camila añade la relevancia de los cambios que se introdujo a esta política universitaria, a la luz de la nueva ley que comenzó a regir en septiembre: “En el documento era super importante que se le agregara ‘discriminación y violencia género’, y que esto sea tipificado. Ahora está mucho más especificado lo relacionado a los órganos de prevención, formación y apoyo. En especial, la formación, para que no exista violencia de género ni sexual ni discriminación. Entonces eso es bastante asertivo”.

Los desafíos en torno a aplicación de la nueva política

Sin embargo, las nuevas líderes estudiantiles consideran que aun hay temas que mejorar para seguir avanzando en esta materia. “Hay que acelerar los procesos. No puede ser que un estudiante termine su semestre, vuelva de vacaciones y aún no se cierre su caso, porque es sumamente estresante y angustiante estar tanto tiempo en un proceso. En promedio hay 60 casos activos de interés general y varias personas a cargo. Es algo que se puede mejorar.

Para Sabina, la forma en que se va informando a los/as involucrados sobre el avance de su causa también es algo que se podría mejorar, “por ejemplo, quincenalmente, para ayudar a bajar toda la ansiedad que genera en la persona el tema de la denuncia”, planteó la presidenta FEUC.

En relación a la difusión de la política de Prevención y Apoyo a Violencia Sexual y Discriminación de Género, Sabina sostiene que “los representantes estudiantiles tenemos un rol importante generar más accesibilidad a esta normativa y que los estudiantes sepan qué contiene, dónde denunciar, cómo denunciar y que esto tenga efectos positivos en esto”.

Considerando que la política es nueva y que recién empieza a implementarse, la dirigenta estudiantil enfatiza en que es clave “escuchar al estudiantado, escuchar a nuestras compañeras y compañeros, que no se sienten victimizados en el proceso de la denuncia, en el proceso jurídico y que, por supuesto, se sientan acompañadas/os por la universidad. Que podamos construir una Universidad Católica segura, poder crecer y seguir transformando la sociedad, donde las mujeres y disidencias puedan expresarse, aprender de la diversidad que existe y sentirse cada vez más parte, finalia Sabina Orellana.