Por Florencia Ramos

Desde la sala de embarque del aeropuerto de Chacalluta, en Arica, con dos maletas que contenían todo lo necesario para comenzar una nueva vida y un largo viaje a destino, Víctor se despidió de sus papás con muchas emociones, pero con la convicción de que moverse al otro extremo del país era la decisión correcta para empezar un nuevo camino regido por su vocación: ser profesor.

Oriundo de Santiago, pero asentado en Arica con su familia hace más de seis años, Víctor José Espinoza (22), estudiante de Pedagogía General Básica en Campus Villarrica UC, tras dejar la carrera de Mecánica Automotriz, su primera elección de estudios, decidió que ya era momento de formarse como docente luego de que, por años se cuestionara que el trabajo con niños, más que algo que se le daba bien, era algo a lo que se podía y quería dedicar toda su vida.



Tras rendir la PAES, postular y quedar en su primera opción de carrera y universidad, escogió el campus Villarrica porque “tiene todo lo que yo buscaba”. Justifica la elección como una aventura que le ha entregado innumerables momentos, personas y enseñanzas desde que en enero comenzó a vivir allí.

“Venirme acá a estudiar fue una energía diferente inmediata. Vine con la disposición de disfrutar, y la verdad pensé que podría haber sido mucho peor por el tema del frío, o porque no conocía a nadie, pero estoy muy sorprendido, me sorprendió la gente, ha sido muy bacán el cambio, todo para mejor”, afirma Víctor. “Elegí la UC porque siempre quise estudiar en una universidad de prestigio. Cuando descubrí que había un campus de educación en el sur sentí que era para mí y lo necesitaba, buscaba un ambiente tranquilo, agradable, fuera de la ciudad y con un alto nivel educativo”, comenta.

Poder vivir y estudiar en Villarrica, dice, ha sido increíble. “La ciudad me ha parecido mágica. Tengo la oportunidad, todos los días, de conocer lugares nuevos y poder estar conectado con la naturaleza mientras estudio es un plus super importante que aporta definitivamente a la paz mental”, cuenta. En el sur, comparte casa con otros estudiantes de pedagogía y ha encontrado una segunda familia en sus compañeros.

Una carrera que crea agentes de cambio

“Para mi estudiar pedagogía es algo que te llena el alma. Cuando uno le brinda la mano a un niño para que aprenda o para que pueda comprender en base a la educación cosas de la vida, uno está haciendo cambios. Siento que esta nueva generación de profesores, su gran misión es ser agentes de cambio”, dice orgulloso. “Me di cuenta de mi vocación bien joven, haciendo voluntariados, pero no lo quería aceptar. Yo pensé que ayudar o trabajar con niños y que se me diera bien y me gustara tanto era más un hobbie”, cuenta.

Respecto a la visión formativa y servicios con la que cuenta la UC, Víctor cree que la universidad entrega valores y recursos educativos que marcan la diferencia respecto a otras casas de estudios del país, con profesionalismo en los docentes y asistentes de la educación, un aspecto que lo tiene muy satisfecho con su decisión. “El campus a nivel de estructura es otra cosa. También son excelentes los servicios que presta la universidad. Tienes servicios desde la tecnología, plataformas, libros, deporte y recreación, o programas de salud que te apoyan. Marca la diferencia en cómo estamos como estudiantes”, afirma.

Así también, sus compañeros/as de generación y futuros/as profesores en general que componen el Campus Villarrica, han sido un factor clave en sentirse cómodo en la ciudad y con su decisión de estudiar pedagogía: “Sentir que en mi generación están tan comprometidos con la pedagogía y enfocados en ser buenos profesores es algo que compartimos. Estamos todos tan emocionados de llegar a las prácticas o de ejercer, que me llena más de energía y motivación para venir todos los días, que todos tenemos una meta y un sueño en común por cumplir”, concluye.